Dos palabras

Yo diría que / Como redactor, tengo muchas palabras. Muchísimas. Puede que incluso más. Algunas me gustan bastante y otras simplemente son muy efectivas, pero lo mejor de las palabras, es encontrar la que suena mejor justo en el momento que la necesitas. Tengo muchas palabras, pero solo dos que suenen siempre igual.

©Richard Vergez

Quizá la única verdad que puedo contar. Quizá la única por la que vale la pena alzar la voz y chocar contra todo lo dicho y establecido, por años y años de repetir frases sin cuestionarlas nunca. Pues siempre he oído que una imagen vale más que mil palabras, y algo dentro de mí siempre ha querido cuestionarlo, siempre ha luchado para encontrar la forma de sacar pecho y decir que no, que no lo creo. Y no solo no me lo trago, sino que además sé que en ocasiones algunas palabras, las adecuadas, llegan y conquistan más que todas las imágenes del mundo.

Sé de dos palabras que juntas, que unidas, mueven el mundo y lo consiguen todo, en la medida de espacio y tiempo más pequeño que podamos imaginar.

Quizá, las mentes más creativas y predispuestas, sabrían expresar algo parecido a través de otras formas de arte que no fuera la palabra, pero nunca con una pieza, nunca tan rápido, nunca tan fuerte y nunca de una forma tan certera y con un efecto tan sobrecogedor, como lo hacen estas dos.

Sé de dos palabras que consiguen, en décimas de segundos, el mayor cambio. Que no están abiertas a interpretaciones, ni a subjetivismos. Tanto si las dices como si las escuchas, producen un impacto parecido.

Viven entre nosotros y pasan como unas más, pero su naturaleza es tan pura cuando adquieren sentido, que solo con pensarlas ya hacen temblar la piedra y derretir el metal.
Dos palabras que están por encima de la imagen más potente jamás esbozada, pues todo el mundo se las hace suyas de forma libre y sin ningún tipo de contexto sugerido o intencionado.
No buscan obtener, sino regalar.

Te amo.